El modelo de inserción internacional de los países de América Latina, dentro de un nuevo esquema del desarrollo del sistema capitalista sobre el avance del monocultivo se explica el contexto histórico a través del cual hoy prevalece un modelo agropecuario y agroindustrial en el mundo, del cual los países periféricos también forman parte.
Desde las primeras décadas del siglo XX comienza a prevalecer un modelo agropecuario y agroindustrial en el mundo, impulsado por el sistema agrario y productivo norteamericano, denominado por algunos como el de la agricultura industrial se trataba de los comienzos de una agricultura de energía y capital-intensivo, asociada a innovaciones tecnológicas desarrolladas en otros campos. Ese agro intensivo requerirá de la utilización creciente de insumos externos: aceites, fertilizantes inorgánicos, semillas híbridas, maquinaria, equipos y pesticidas. Las modernas agroindustrias, tanto las proveedoras de estos insumos como aquellas que van a procesar sus productos, adquieren una importancia sobresaliente en el conjunto de la producción, constituyendo contingentes cada vez mayores del procesamiento industrial con relación a la materia prima originaria. Surgen en esta nueva etapa las grandes empresas agroalimentarias, las que pronto se transformarán en las transnacionales y en los agentes esenciales de los procesos de globalización.
En este marco los países del Tercer Mundo, particularmente América Latina, pasan a tener un rol importante en la nueva división internacional de la producción alimentaria, perdiendo la capacidad de producción de los alimentos básicos y destinando las áreas sembradas a productos de exportación, funcionales a las necesidades de estas industrias agroalimentarias y con la justificación de garantizar la capacidad de generar las divisas necesarias para
el pago de los servicios de la deuda externa.
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